jueves, 23 de agosto de 2012

MI MUSICA INTERNA

Caminaba sin rumbo por la ciudad cuando la escuche por primera vez.

Fue ese impulso que me llevo a la calle esperando que alguien pueda responder lo que yo no me atrevía a preguntar. Ilusa yo, pensando que algún vidente pueda ver en mi interior las cosas que ni yo sabia que existían.

En mi caminata veía personas felices, otras tristes. Gente apurada a llegar a algún lugar y solitarios sentados esperando la nada misma en un bar. También estaban esas personas desorientadas y perdidas que, como yo, se miraban entre si esperando que sea el otro quien tenga esa respuesta.

Me senté desanimada en el umbral de una casa vieja en una esquina, junto a un charquito de agua sucia con pequeñas olas que reflejaban la vibración de la caótica ciudad.

Caminando venia un príncipe de algún cuento de hadas que nunca leí, distraido, mirando unas hojas con notas musicales de mil colores. Con un tropiezo dejo caer todas sus partituras en esa laguna diminuta. Sin importarle su trabajo perdido, me miró.

Estas rara – Me dijo sonriente, sentándose ágilmente al lado mío.

¿Rara o triste? – Le pregunte mientras contemplaba como se desvancia la tinta de las negras y corcheas que dieron vida a esas melodias

Frustrada – Afirmó. ¿Escuchas esa música? – Me preguntó intrigado, esperando que yo escuche más allá del ruido de los caños de escape de los colectivos.

Mire el cielo, como si el sonido tuviera que venir de alguna iluminación divina.

Cerrá los ojos y escucha bien – Me dijo, tapando suavemente con sus manos mi mirada desconsolada.

Empezaron a sonar notas de un cello viejo. Al comienzo melancólico, pero después continuaba con una alegre sonata que daban ganas de danzar. Sentía que la historia de mi vida se narraba en esa dulce melodía, con todos sus altibajos, que al fin y al cabo me llenaban de felicidad.

Esa es tu música interna. Yo la voy a transcribir para que nunca la olvides – Me dijo mientras secaba una lagrima de alegría que recorría mi mejilla.

Alegría de haber encontrado mis respuestas. Alegría de haber descubierto mi música.

Flavia L.